domingo, 13 de marzo de 2011

Trabajadores 3.0 Vs. Empresarios 0.3 (parental advisory: tema Laboral)

Como todos los días Luis apagó el despertador a las siete y media y se levantó sin hacer ruido, se duchó y preparó el desayuno. Cuando terminó despertó a su hija de ocho años. Su mujer seguía dormida, había llegado casi a la una de la madrugada. Desde que trabajaba en la sidrería, los últimos seis meses, durante la semana apenas se veían. Tras dejar a su hija en el colegio Luis tomó rumbo a Oviedo. Mientras cruzaba la autopista pensaba en que ya eran casi cuatro años haciendo ese mismo trayecto y quizá algún día le plantease a su mujer trasladarse de Gijón a Oviedo.
A las nueve menos cuarto aparcaba el coche en su empresa. En estos cuatro años nunca había llegado tarde. Mientras tomaba el ascensor apostaba consigo mismo la ruta del día. ¿Su jefe le enviaría a algún pueblo o le tocaría Oviedo, Gijón o Avilés? Aunque las ciudades estaban más céntricas, casi no había donde aparcar y todo era más agobiante.

Enfiló el pasillo contento porque era viernes y se dirigió al despacho de su jefe, pero en lugar de su reluciente calva se encontró la larga melena de quien llevaba el departamento de personal.
 -Hola Luis, lee esta carta.
Sin entender nada empieza a leer una carta en la que se le comunica su despido por razones disciplinarias debido a un bajo rendimiento voluntario y continuado, aunque reconociendo que este era improcedente la empresa le ofrecía la indemnización correspondiente que podía pasar a recoger por el juzgado de lo social.
- Hoy te puedes tomar el día libre y el lunes no hace falta que vengas.
Luis discutió brevemente con su verdugo y  sin despedirse de sus compañeros salió disparado hacia la calle, cogió el coche de la empresa y se fue con él hasta Gijón, siempre pensaba mejor al lado del mar. Tras una hora intentando asimilar su situación se dirigió al sindicato  donde le dijeron que según estaban las cosas nada se podía hacer, desde la reforma laboral si el empresario reconocía la improcedencia ni siquiera se podía iniciar una demanda. Era el “Despido Express “. La única opción era callar y pensar en iniciar una nueva vida.

Por desgracia, no se trata de ficción. Le sucedió a un compañero de trabajo hace menos de diez días y me he pasado los siguientes tres o cuatro explicando a quienes venían a preguntar que sí, que es legal y la empresa puede hacer eso con cualquiera de nosotros cuando le venga en gana.

Nosotros cada vez tenemos que ser más 3.0. La mayoría tenemos formación superior al puesto que ocupamos, realizamos tareas que no aparecen en nuestros contratos y dedicamos a nuestro trabajo más tiempo que a cualquier cosa en esta vida. Sin embargo, muchos empresarios siguen anclados en el siglo XIX. Su visión taylorista les hace vernos sólo como números, sin derecho a ser tratados con un mínimo de respeto. En un país donde Ruiz-Mateos o Díaz Ferrán  son el modelo de empresario y deciden sobre el futuro de miles de personas sin más requisito que ser de una casta que ha tenido el poder durante demasiados años no sería extraño que tomásemos ejemplo de nuestros vecinos lusos y nos lanzásemos a la calle a exigir algo a lo que todo trabajador tiene derecho aún habiéndolo olvidado: DIGNIDAD.

Para Luis y para cada trabajador que se queda en la calle hoy es un día triste, hoy no hay sonrisas.

2 comentarios:

  1. Ojalá no tengas que volver a contar una historia similar. Aquí al final, el único problema es la edad de jubilación y quién ganará la liga...

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