jueves, 11 de junio de 2015

Juego de Niños

   En el pequeño pueblo donde me crié existía un único bar cuyo tesoro, a mis seis años (con el tiempo mis zonas de interés en el local fueron cambiando), era un viejo arcón congelador coronado por un colorido cartel de la marca Frigo.

En varias ocasiones, pasando por delante con mi madre, soltaba el conocido:
- Quiero un helado.
- Toma 5 duros, para un Drácula.
- Quiero una Copa Brasil (el más caro de todos, era tonto yo...).
- Un Drácula y da gracias.
- Pero YO QUIERO una copa Brasil.
- Pues TE DOY  25 pesetas, así que tú verás.
- Buaaaa.

Y me iba para casa sin helado y con un cabreo considerable. Muy pocos años después empezé a administrar yo mi dinero y me dí cuenta de que cuando tenía 100 pesetas me podía comprar una copa Brasil y cuando tenía 25 podía disfrutar de un drácula o quedarme sin helado.

Esta diferencia entre un niño, que sabe lo que quiere,  y un adulto, que sabe lo que puede, la estamos viendo esta semana en la izquierda (sin querer ofender a nadie con el término) asturiana.
Nuestros amigos de Somos, Podemos, Sí se puede... tienen sus cinco duros (6,9 y 6 representantes, respectivamente) y no sólo quieren el helado más caro, sino que quieren quedarse con toda la heladería y además, castigar sin helado a quienes (según ellos) no son dignos de postre.

Este fanatismo religioso que les impide apoyar a "la vieja política" no les impide pedir que "la vieja política" les apoye a ellos en Oviedo.

Si, como parece, la actitud infantil de Podemos nos deja a gijoneses y ovetenses castigados sin postre durante 4 años más, su pataleta solo servirá para que ocupen 21 poltronas desde las que llorarán pidiéndolo todo y consiguiendo nada y, como niños que son, echando la culpa de sus decisiones a un ente superior externo (la genteeeeeeee).

P.D: En la escuela descubrí, con horror, que había algunos niños que cuando querían un helado caro y sólo tenían cinco duros amenazaban a otros niños hasta que les daban el dinero que les faltaba. Esos también están jugando su papel en la actual situación política asturiana y todos deberíamos estar de acuerdo en dejarlos fuera, siempre que sea posible.