miércoles, 16 de febrero de 2011

MAZCARITOS

    Ahora que llegan los carnavales volverán a aparecer en nuestra puerta los Mazcaritos, personas disfrazadas, generalmente niños, que nos pedirán dinero o dulces y sólo en algunas ocasiones nos mostrarán su identidad.
   
    Como tantas otras cosas esta costumbre fue evolucionando con el tiempo y la careta pasó de usarse sólo unos días a ir poco a poco convirtiéndose en compañera habitual y de tanto uso se fue desgastando y diluyendo y ahora es casi invisible. Del mismo modo perdió su antiguo nombre y ahora la llaman “lo políticamente correcto” quienes se llaman a sí mismos Los Demócratas.

     Recuerdo especialmente una gran concentración de mazcaritos en el verano de 2005. Se pasearon por Madrid para protestar por el nombre que debía darse a la unión de personas del mismo sexo, no les gustaba matrimonio. Uno pensaba que seguro habría cien mil cosas más importantes por las que protestar, pero entonces empecé a ver las finas máscaras. Aquellas gentes no querían cambiar un nombre, querían gritar que los maricones bien lejos, que no se acerquen a nuestros niños y que o se curan o se van de España. Pero esas palabras al pasar por la careta se convierten en “yo no tengo nada contra los gays”, “a mí no me molestan los morenitos” o “son ellos los que no quieren integrarse”.

    Entiendo que llevar máscara es mucho más civilizado y permite mantener la apariencia de una convivencia pacífica, pero a veces echo de menos los tiempos en que cada uno decía lo que pensaba aunque fuese de un montaraz sonrojante. Prefiero poder oír en TVE a Sánchez Dragó en un programa sobre José Antonio que escuchar la radio en Canadá donde está censurada la canción “Money for nothing” de los Dire Straits porque puede herir la sensibilidad de los homosexuales.

  Así que si usted cree que soy tonto no me llame caracterológicamente diverso. Si me ve feo no diga que tengo un físico personal y si le parezco pobre déme 5 euros y no me llame económicamente disminuido.