domingo, 27 de marzo de 2011

Horror Vacui

La fría voz del GPS cantó: "A doscientos metros gire a la derecha en dirección a Furaco Negro".
Luis siguió las instrucciones y vio el cartel del pueblo "Furaco Negro". Nunca había oído hablar de ese lugar  y justo al pasar el cartel su GPS bramó de nuevo: " Pérdida de recepción de satélites ".
Siguió adentrándose en el pueblo a la espera de nuevas órdenes pero el GPS se apagó. Luis recordó la primera década de los años 2000  cuando eso pasaba a menudo, pero desde que se había creado la plataforma de satélites euroasiática nunca le había vuelto a suceder.
Avanzó muy lentamente sin saber que hacer y llegó al borde de un acantilado con el Cantábrico de fondo.
El lugar era de una belleza primitiva pero  a él le causó un profundo desasosiego. No sabía dónde estaba y, aún peor, su GPS no podía indicarle cómo salir de allí. Sacó su smartphone para conectarse a la red y buscar información sobre ese pueblo, pero no vio más que una pantalla en negro. La intranquilidad se convirtió en pánico. ¿Qué podía hacer ahora cuando estaba desconectado de todos los seres a los que conocía? ¿quién le podría socorrer si nadie sabía que estaba allí?. Una profunda sensación de soledad se apoderó de él, pronto sustituida por el miedo y la indefensión.
Accionó la tecla de oxígeno enriquecido del aire acondicionado del coche, algo que siempre le relajaba, pero nada sucedió. El elevalunas se negó a bajar la ventanilla. Luis decidió que su única salvación era salir del coche, pero cuando fue a mirar la temperatura en el salpicadero comprobó que la pantalla también estaba apagada. ¿Cómo programaría ahora la temperatura de su ropa? .¿Qué sucedería si hacía frío o demasiado calor fuera?
Él siempre comprobaba que sus hijos tuviesen la ropa bien programada antes de dejarles salir. Corrían rumores sobre voraces virus que atacaban a quién salía al exterior sin protección.
Desesperado, Luis desactivó el sistema de frenado y aceleró su coche en dirección al acantilado, cuando el coche salía del camino pudo ver el cartel de fin del pueblo. De repente mientras el coche empezaba a precipitarse al vacío escuchó la querida voz de su GPS : "Recuperada recepción de satélites, recalculando ruta".
Mientras caía creyó recordar que en la antigua lengua de sus antepasados furaco significaba agujero, a toda velocidad sacó su smartphone y tecleó en su navegador: "cómo salir de un coche hundido en el fondo del mar".
 

3 comentarios:

  1. Muy bueno¡¡¡¡¡
    Dale un par de generaciones a esta dependencia electrónica.

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  2. X.....,

    Menos mal que te "obligaron" a hacer un blog. Pudiste darle luz a tu alma poética y a tu productividad intelectual.

    Parabéns,

    Sérgio Cabral (Brasil).

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  3. Totalmente de acuerdo en todo. Nos están haciendo idiotas.

    Aprovecho para felicitarte por el blog. Creo que el periodismo se está perdiendo a un gran columnista.
    Te animo a que sigas con ello, que , aunque suene triste, algunos necesitamos cosas así para ponernos a pensar.

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