En varias ocasiones, pasando por delante con mi madre, soltaba el conocido:
- Quiero un helado.
- Toma 5 duros, para un Drácula.
- Quiero una Copa Brasil (el más caro de todos, era tonto yo...).
- Un Drácula y da gracias.
- Pero YO QUIERO una copa Brasil.
- Pues TE DOY 25 pesetas, así que tú verás.
- Buaaaa.
Y me iba para casa sin helado y con un cabreo considerable. Muy pocos años después empezé a administrar yo mi dinero y me dí cuenta de que cuando tenía 100 pesetas me podía comprar una copa Brasil y cuando tenía 25 podía disfrutar de un drácula o quedarme sin helado.
Esta diferencia entre un niño, que sabe lo que quiere, y un adulto, que sabe lo que puede, la estamos viendo esta semana en la izquierda (sin querer ofender a nadie con el término) asturiana.
Nuestros amigos de Somos, Podemos, Sí se puede... tienen sus cinco duros (6,9 y 6 representantes, respectivamente) y no sólo quieren el helado más caro, sino que quieren quedarse con toda la heladería y además, castigar sin helado a quienes (según ellos) no son dignos de postre.
Este fanatismo religioso que les impide apoyar a "la vieja política" no les impide pedir que "la vieja política" les apoye a ellos en Oviedo.
Si, como parece, la actitud infantil de Podemos nos deja a gijoneses y ovetenses castigados sin postre durante 4 años más, su pataleta solo servirá para que ocupen 21 poltronas desde las que llorarán pidiéndolo todo y consiguiendo nada y, como niños que son, echando la culpa de sus decisiones a un ente superior externo (la genteeeeeeee).
P.D: En la escuela descubrí, con horror, que había algunos niños que cuando querían un helado caro y sólo tenían cinco duros amenazaban a otros niños hasta que les daban el dinero que les faltaba. Esos también están jugando su papel en la actual situación política asturiana y todos deberíamos estar de acuerdo en dejarlos fuera, siempre que sea posible.